Cuando dices “Halabi”, estás diciendo diligencia. Cuando dices “Halabi”, describes a una persona de mundo. Cuando dices “Halabi”, hablas de un judío con reverencia a Dios en su corazón, a menudo sin mostrar señales externas.
Cuando dices “Halabi”, te refieres a alguien erudito en idiomas. Cuando dices “Halabi”, te refieres a una persona sociable: como solíamos decir, no es casualidad que el rey Salomón, el más sabio de los hombres, escribió en el Cantar de los Cantares: “Bebí mi vino con un Halabi” simbolizando que los banquetes de los reyes y sabios se celebran con los judíos Halabi, y solo con ellos.
Cuando dices “Halabi”, hablas de una persona con respeto propio: alguien a quien no escucharás gritar, porque sigue el principio de “andar humildemente”. Aspiran alto y logran la grandeza, pero con modestia y sin hacer ruido, porque creen que este es el camino hacia el éxito. Son independientes: siempre encuentran la forma de arreglárselas solos, pero harán todo lo posible por apoyar a sus hermanos Halabi, dondequiera que estén.
Rafi Siton