El idioma y las expresiones poéticas de los judíos de Alepo
por Abraham Safdie
La comunidad judía de Alepo es una de las pocas entre las comunidades judías que, durante casi 2,000 años, conservó el hebreo original de la Tierra de Israel. Su lengua no evolucionó hacia el yidis o el ladino, sino que mantuvieron el uso del hebreo como lengua sagrada y del árabe como lengua cotidiana. Incluso, recibieron elogios de Maimónides por esta preservación del idioma. La conservación del hebreo durante un periodo tan extenso facilitó la integración lingüística de los inmigrantes de esta comunidad a Israel, ya que solo necesitaban adaptar ligeramente su hebreo al uso contemporáneo.
El lenguaje de los judíos de Alepo, al igual que el de otros habitantes del Medio Oriente, está enriquecido con dichos y proverbios que forman parte integral de la cultura popular. Estas expresiones se transmitieron de generación en generación, tanto dentro de las familias como entre ellas.
Con el propósito de preservar la tradición lingüística y las expresiones tal como existían en Alepo, el Centro para la Preservación del Patrimonio Aram-Zoba (אר״ץ) llevó a cabo cientos de grabaciones realizadas por cantores famosos con una pronunciación fiel al original. Estas grabaciones incluyeron tanto solistas como coros, e intentaron acercarse lo máximo posible a la pronunciación y entonación originales en obras como el Shirat HaBakashot, el canto “Abtidá Klamaná” (Los Diez Mandamientos), poemas religiosos para el Shabat y festividades, el Shirat HaYam (Cántico del Mar), entre otros. También se registraron fragmentos de relatos, costumbres tradicionales, poesía y cánticos litúrgicos. Además, se documentaron insultos en árabe alepino junto con proverbios y frases de uso cotidiano.
El dialecto judeo-alepino es muy similar al de las ciudades de la región oriental del Mediterráneo. Aunque el árabe era el idioma comúnmente hablado en Alepo y sus alrededores, existían diferencias lingüísticas según el grupo religioso: cristiano, musulmán o judío. Estas diferencias se reflejaban en la pronunciación de ciertos sonidos. Por ejemplo, se podía escuchar: Tefaddal, tasa ‘ana (“Por favor, te invitamos a cenar con nosotros”), o expresiones como Kol mum bo (“Todo defecto está en él”), que los judíos utilizaban de manera irónica para describir a alguien de quien desconfiaban.
Un rasgo distintivo era la pronunciación de la letra kof (ק), que se sustituía por una Alef (א). Ejemplo Baklava se pronunciaba Balawa, y el instrumento musical Kanun se convertía en Anun. Por otro lado, la letra latina Z, que en hebreo se escribe como ד’ (Dalet con apóstrofo), se pronunciaba con la lengua entre los dientes, similar al sonido th en inglés, un préstamo del árabe. Así, el nombre de la ciudad Dejle se pronunciaba y escribía frecuentemente como Zajle.
Otro fenómeno característico era la sustitución de la letra Pé (פ) por Bet (ב). Por ejemplo, la ciudad de Alepo (Halab en árabe) se pronunciaba Haleb en el dialecto local, aunque en Israel se conocía como Halab.
Cabe destacar que estas reglas no se aplicaban a la pronunciación del hebreo en momentos de la tefiila, que siempre se pronunciaban según su forma original.