“Del libro ‘Judaismo de Aleppo a través de las épocas’, publicado por el “Centro Mundial de la Cultura Tradicional de los Judíos de Aleppo (Halab)”- 1993.”
Tradiciones y Leyendas | Escrito por Abraham Cohen Tawil Z”L |
Extraido del libro Judaísmo de Aleppo a traves de las épocas |
En la historia de cualquier pueblo o tribu, existe una parte que se encuentra envuelta en la bruma, ligada a leyendas populares, cuyo núcleo histórico es a menudo abundante y otras veces escaso.
Respecto al origen del nombre de la ciudad de Aleppo, Halab, la leyenda narra una historia interesante: ¿por qué se llama así? Porque nuestro Patriarca Abraham pasó por aquí con su ganado y repartió leche a los pobres. (Halab en hebreo significa leche (חלב)) Este relato también se encuentra en el libro de los viajes del rabino Petajiah de Regensburg, en estos términos: “Y fuimos de allí a Aleppo, que es Aram-Zobá, porque en la montaña estaban sus ovejas, y de allí descendían y subían de la montaña, donde él repartía leche a los pobres; y por esta razón el nombre Halab-Aleppo”.
Los judíos de Aleppo cuentan la historia en una versión un poco diferente: “El Patriarca Abraham poseía una vaca llamada ‘Shebah’ (blanca) =״שהבה״ y la frase ‘jalav eshebah’ (leche de Shebah), que significa ‘leche que proviene de Shebah’, se convirtió en el nombre de la ciudad. De hecho, uno de los apodos de la ciudad es ‘Eshebah’= ״אשהבה״ y se encuentra en diccionarios”.
¿Hay en esta hermosa leyenda un núcleo histórico? ¿Realmente pasó por aquí el Patriarca Abraham en su camino de Harán hacia la tierra de Canaán, como sostienen algunos investigadores que pasó por Damasco y tomó de allí a “Eliezer, su mayordomo de Damasco”? Es incierto. Sin embargo, el valor de una leyenda no radica en su veracidad histórica, sino en su influencia sobre quienes creen en ella. Salgan y vean, qué sensación de orgullo experimentan los judíos de Aleppo al creer que el Patriarca Abraham, el padre de la nación, pasó por este lugar y que sus acciones bondadosas dieron nombre a la ciudad.
Otro relato que circula entre los judíos de Aleppo está relacionado con la antigua sinagoga de la comunidad en esta ciudad. La leyenda cuenta que esta sinagoga fue construida por Joab ben Zuriah, el comandante del ejército de David, antes de la construcción del primer Templo: “Y Joab cargaba sobre sus hombros las grandes piedras y las subía por la escalera para colocarlas en el muro de la sinagoga. Mientras construía, Joab lloraba y decía: ‘¿Es posible que el Santo, bendito sea, descanse en la casa que Salomón construirá, y que Su presencia esté en esta casa que yo estoy construyendo?’. De inmediato, una voz celestial salió y dijo: ‘¡Joab, Joab! Dos Templos serán destruidos y tu casa permanecerá'”.
Imaginemos qué sentimiento de destino experimentaron los judíos de Aleppo al entrar en esta sinagoga y ver, en efecto, que los dos Templos –el primero y el segundo– fueron destruidos, ¡mientras que esta casa perdura! Una leyenda es una leyenda, pero el valor de este tipo de leyendas radica en que actúan, para quienes creen en ellas, como una luz interna y un sentido espiritual. Así ocurrió para los judíos de Aleppo.